2016, año de contradicciones

Al borde de final de esta vuelta al sol me encuentro de nuevo con ustedes, qué alegría de verles.

El problema del mono, en el horóscopo chino o asiático, es que sus actitudes, por estridentes, pueden interpretarse en más de un sentido: ahora es genial, ahora un fanfarrón. Con esa contradicción habrá que convivir el siguiente año.
Como es sabido, el chino es el horóscopo más antiguo del mundo (data de 3.000 años antes de la era cristiana). En el Asia son creyentes y seguidores de las predicciones y  tienen fe en los amuletos y los ritos, sobre todo entre los budistas y particularmente entre los shintoístas del Japón.
El país del sol naciente asumió hace más de 100 años el calendario solar gregoriano, es decir, el año comienza el 1 de enero, en contraposición del cálculo lunar chino, cuyo inicio del año es variable (el 8 de febrero de 2016 inicia, para ellos, el año 4714).
Si bien en términos generales los nipones utilizarán el conteo cristiano de los años (es decir, inicia, efectivamente, el año 2016), para fines oficiales la medición es diferente. Se cuenta los años de cada era y cada una de las eras corresponde a un emperador.
En todos los documentos oficiales aparecerá, a partir del 1 de enero, el año 28 de la era Heisei, que pertenece al actual Emperador Akihito, es decir que han pasado 28 años desde que Akihito fue entronizado.

El mono sagrado, del templo de Hie
Como es común, el primer día del año los japoneses acudirán a los templos y renovarán sus amuletos, muchos de los cuales tienen relación con el horóscopo. La historia del zodiaco en Japón no es tan antigua como en China, de donde proviene.
Según la página Japanses Buddhist Statuary, cuando el budismo llegó a Japón en la segunda mitad del siglo VI d.C., los japoneses abrasaron con empeño las enseñanzas budistas y el calendario del zodiaco. De hecho, fue adoptado oficialmente pocos años después. La popularidad del zodiaco en Japón alcanzó su punto máximo durante la era Edo (entre 1600 y 1868 d.C.); en ese entonces, cada uno de los 12 animales fueron relacionados con uno de las ocho deidades protectoras, que son patrona budistas: son cuatro custodios de los puntos cardinales principales y cuatro custodios de las direcciones intermedias (NE, NO, SE y SO); estas subdirecciones están relacionadas cada una con dos animales para completar los 12 animales.
Pero, bien, es la hora del mono y su característica japonesa de tener la dirección sur-oeste; pero, además, su relación con el elemento fuego. Las predicciones dicen que se viene un año estable pero con un flujo que no se detendrá, todo el tiempo se está fraguando algo o algo se está consumando. Las estridencias del mono generarán reacciones que provocarán una polarización de las opiniones: versátil, inteligente, curioso y creativo, por un lado, calculador, embustero y desconfiado, por el otro. 
El mono hará lo que esté a su alcance para divertirse, los momentos vacíos de goce, de acción, le agobian especialmente, pero ese empeño por montar la diversión y gozar en su lomo puede ser vista como una actitud molesta, ofensiva y maleducada. De hecho, el mono se molestará con quien no quiera seguirle el ritmo o cualquiera que pretenda contradecirle. 
Es hora de ir más rápido, ese es el ritmo que le gusta al mono, porque la velocidad trae consigo exuberancia, más posibilidades de diversión, de algazara. Por eso mismo, es preferible buscar un lugar silencioso para mirar el mundo fuera de la “hiperquinesis” del mono para tomar las decisiones correctas.
Pero, la realidad no es un cuento de hadas y la diversión del mono no es una sucesión de travesuras inocentes y asépticas, hay tantos problemas como personas que conocen y usan las artimañas para resolverlos.
Contradicciones, esa será la marca y las posibilidades solo dos: subirse al bullicios de la diversión del mono o ubicarse lejos para conseguir la quietud, esa donde se encuentra el equilibrio.


Nos vemos en 2016, será bueno para todos, sin duda.

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